UNA NUEVA EXPERIENCIA:PRIMER POST EN EL ESPECIAL DEL DIA DE LA MADRE EN EL DIARIO "LA REPUBLICA". | regresar |
Eran las seis de la tarde de un día domingo cuando tuve la oportunidad de conocerlas. Ingresar a su hogar, compartir con ellas y sus familias fue para mí honor. Imaginé una reunión protocolar, marcada por las distancias y formalidades de ver a alguien por primera vez, pero la experiencia fue totalmente distinta: Marina Collado y María Emilsen Chávez me hicieron sentir como si las conociera desde siempre. He tenido por mi trabajo la suerte de compartir con mujeres valiosas que desde un club de madres o desde un comedor popular impulsan a sus familias y a su comunidad. Pero nunca tuve, como ahora, la cercanía y amistad de mujeres que tienen en sus hombros la responsabilidad de ser esposas y madres de militares, de sacar adelante a sus familias ante la adversidad de una pérdida, ante el riesgo latente de no ver más a un ser querido, con el orgullo y resignación de que es por el servicio a la Patria, por el amor al Perú. Sin duda hay que ser muy especial y doblemente fuerte para asumir una responsabilidad así. Para transmitirles a tus hijos la seguridad, confianza y orgullo; para no perder la fe; para guardarte el dolor y seguir adelante; para perder a un esposo en el cumplimiento del deber y ver con orgullo y sin miedo al hijo seguir sus pasos de servir a su país. Marina Collado tiene ahora en Giovanni Valer, futuro oficial de la Marina, el resultado de su esfuerzo, el motivo de su orgullo. ¿Cómo no admirar a estas mujeres?, ¿cómo no sentir que estamos en deuda con ellas? A pesar de la adversidad, a pesar y por encima del olvido y la ingratitud del Estado- que sufre al principio pero supera con una rapidez increíble sus pérdidas- lo que transmiten mujeres como Marina a sus hijos es patriotismo, entrega y un ferviente amor al país y a las Fuerzas Armadas. Solo eso puede explicar el porqué su hija Valeria quiere también que su hijo, que es aún un bebé, siga el ejemplo de su abuelo Juan y de su tío Giovanni. Conocer a Marina, a María Emilsen y como a ellas a muchas esposas y madres de la familia militar me ha conmovido y me ha marcado. Quizás con mayor fuerza porque aún no soy madre y siento que el reto es enorme y una valla así es muy alta. Además por mi experiencia en el Ejército que me ha dado una dimensión de este trabajo extraordinario y pocas veces valorado. Todo ello hace que al escucharlas se me ponga la piel de gallina, por el orgullo de mujer que siento, por lo increíble de sus historias, porque han sabido salir adelante y sacar adelante a los suyos aún con el dolor. Porque su valentía parece contagiosa y ojalá lo fuera. Y porque a pesar de todo lo que han vivido estar con ellas me transmite paz. Fuente: La República, Especial del Día de la Madre (Primer post).
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